Las vacaciones de verano nos permiten viajar a lugares muy lejanos. Los vuelos se alargan. Y, a la hora de planificar el viaje, lo primero que nos viene a la mente es cómo sobreponernos al jet-lag. Pero el transcurso del viaje también importa. Estar cuatro horas (e incluso ocho o diez) sentados y sin movernos puede conducirnos a sufrir el síndrome de clase turista (también conocido como trombosis venosa profunda).
El trastorno de síndrome de clase turista se denomina así por el reducido espacio que muchas aerolíneas dejan entre los asientos en vuelos comerciales y que dificulta el movimiento de los pasajeros. Sin embargo, este término se ha ido abandonando por uno más preciso: síndrome del viajero. Y es que también hay riesgo en desplazamientos prolongados en otros medios de transporte que no son aéreos.
El problema reside en la dificultad de la sangre para retornar al corazón. Esto fuerza su acumulación en las venas de las piernas, con el riesgo de formar un coágulo que, según la Fundación Española del Corazón (FEC), si se libera a la circulación, puede producir una trombosis venosa.
Afecta sobre todo a pasajeros con otros factores de riesgo trombótico (cirugías, obesidad, pacientes con tromboembolia venosa previa…). La incidencia depende del tipo y duración del viaje y de los factores de riesgo individuales. La Sociedad Española de Trombosis y Hemostasia (SETH) explica que cualquier viaje prolongado multiplica por 2 o 3 el riesgo de trombosis venosa. Olla express a presion
Los síntomas de la trombosis venosa profunda incluyen:
La trombosis venosa profunda puede presentarse sin síntomas perceptibles. Aun así, hay algunas señales que pueden revelarnos la presencia de una embolia pulmonar:
En estos casos, es muy importante buscar atención médica de inmediato.
Las medidas para prevenirlo incluyen:
Uno de los problemas de la trombosis venosa es que la mayoría de los coágulos no producen síntomas, de ahí la dificultad para el diagnóstico. Puede aparecer días después del viaje y también se han detectado casos de embolismo tras llegar al aeropuerto.
El tratamiento tiene como objetivo evitar que el coágulo aumente de tamaño, que se libere y provoque embolia pulmonar. Es el mismo que el de la enfermedad tromboembólica, la anticoagulación:
Cuando emprendas un viaje largo, recuerda no quedarte quieto durante muchas horas seguidas, sobre todo si tienes algún factor de riesgo. Y consulta con el médico siempre que tengas dudas.
Síndrome clase turista: qué es y como prevenirlo
Las vacaciones de verano nos permiten viajar a lugares muy lejanos. Los vuelos se alargan. Y, a la hora de planificar el viaje, lo primero que nos viene a la m
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2024-10-16
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