Reducir el confinamiento con seguridad

 

 

 

La posibilidad de reducir las horas de confinamiento otorga una mayor calidad de vida a todos. Sin embargo, es recomendable seguir unas pautas de prevención y seguridad antes de lanzarse a la calle. Precauciones para retomar la actividad física y concienciación para el uso de medidas preventivas adecuadas aseguran un feliz retorno a la ‘nueva normalidad’.

Por el Dr. Pedro L. González, especialista en Medicina Preventiva y de Salud Pública y periodista científico.

Las pautas de prevención deben adaptarse a la actividad que cada uno vaya a desarrollar. No es lo mismo salir a correr solo en una zona despoblada que hacerlo en una gran ciudad. Tampoco hay que tener el mismo cuidado si se sale a que los niños disfruten del aire libre, que si se sale a pasear en las horas indicadas por las disposiciones del Gobierno.

 

Para disfrutar del aire libre con seguridad lo más importante es observar el distanciamiento físico y la higiene de manos, junto con un esfuerzo para no tocarse la cara. En general, es bueno adoptar las siguientes medidas.

Distanciamiento no es tener pánico de salir a la calle o de cruzare con otras personas. Es observar unas sencillas normas:

El riesgo de contagio se produce en interacciones largas. Cruzarse con alguien 2 segundos a menos de 2 metros, no tiene riesgo de contagio, a menos que te escupa o te tosa de frente. Si se va a estar 10 minutos hablando con amigos o vecinos en la cola del banco (algo prohibido), hay que evitar echar el aliento en el cuello al de delante, colocarse a menos de 1,5 metros y estar sin la mascarilla.

En el caso de los corredores, la distancia debe adaptarse a la velocidad de marcha, debiéndose aumentar, con lógica, y correr detrás de alguien a un mínimo de 5 metros.

Es imprescindible lavarse las manos con frecuencia. Los virus, que se transmiten por fómites o pequeñas gotitas de saliva, tienen un gran aliado en nuestras manos. Las gotitas infectadas por el virus se depositan sobre las superficies y el virus sobrevive en ellas un tiempo variable. 

Cada vez que tocamos una superficie contaminada -no hay forma de saber que no lo está- el virus viaja en nuestras manos. Y tocamos tiradores, barandillas, productos en el supermercado, farolas, etc.

La única forma de evitar que el virus viaje con nosotros es mediante unas normas rigurosas de higiene de manos:

Es importante recordar que no hay sustitutos como el alcohol puro, la colonia o el agua oxigenada de farmacia.

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La mascarilla es siempre recomendable en esta ‘nueva normalidad’ hacia la que se avanza. Como norma general, es obligatoria en espacios cerrados y si hay aglomeración en aceras o paseos.

Un estudio publicado en la revista NATURE ha revelado que hay partículas que caen rápidamente al suelo, pero hay otras que son más finas que pueden permanecer en el aire. Estas conclusiones fortalecen la teoría de usar mascarillas cuando salgamos a la calle, así como también gafas de sol.

La mascarilla sirve para proteger a los demás. En este caso, si estamos sin síntomas, aún podemos ser transmisores del virus y por ello hay que llevar una protección que impida que se emitan gotitas contaminadas con la saliva.

No son necesarios en ninguna circunstancia excepto si tienes las manos con heridas o trabajas con fluidos químicos corrosivos o el cuidado de enfermos.

Solo se podrían justificar si se tiran cada vez que se toca algo. De lo contrario, en su superficie se adhiere el virus con más facilidad y son grandes propagadores. En el supermercado son obligatorios para que no contaminemos, pero no son para protegernos. Para eso, mejor lavarse las manos.

Un elemento que debe ir unido a las pautas de prevención anterior es la conciencia sobre nuestros movimientos: tocar lo menos posible y no tocarse la cara nunca.

La ciencia ha estudiado lo complejo del comportamiento de tocarse la cara. Es muy difícil no hacerlo y se ha observado que una persona promedio puede llegar a tocársela hasta 30.000 veces en un solo día. Pero lo cierto es que los cirujanos mientras trabajan no lo hacen, tampoco los científicos y otras muchas personas. Se trata de una habilidad que se puede desarrollar. Para ello, resulta de utilidad observar lo siguiente:

Si no se tocan cosas innecesariamente, no se recogen virus, y si no te tocas la cara, no pones el virus en la puerta de entrada.

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La posibilidad de reducir las horas de confinamiento otorga una mayor calidad de vida a todos. Sin embargo, es recomendable seguir unas pautas de prevención y

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2024-10-16

 

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