Por el Dr. Pedro L. González, especialista en Medicina Preventiva y de Salud Pública y periodista científico
Cuando se habla de una buena salud intestinal, la mayoría piensa en la digestión, pero eso es sólo una parte de la historia. El intestino es un sistema complejo que ejerce de interfaz entre nuestra fisiología y los alimentos que ingerimos. En esa interfaz hay innumerables bacterias que influyen en la fisiología intestinal. Se las conoce como el microbioma intestinal (conjunto de microorganismos y su material genético).
Todos tenemos nuestro microbioma individual único, como nuestras huellas dactilares. Nuestra genética y nuestro entorno conforman nuestro microbioma. Ciertos factores pueden modificarlo drásticamente de forma temporal, por ejemplo, los antibióticos, pero en general, el microbioma de un individuo sano es muy resistente.
El impacto del microbioma intestinal en la salud humana es de gran alcance, desde los beneficios para nuestro sistema digestivo e inmunitario hasta el papel clave, como núcleo de nuestra conexión mente-cuerpo.
En general, un intestino poco saludable estaría asociado a una baja diversidad de la microbiota intestinal (conjunto de bacterias presentes en el intestino). Un estudio reciente ha demostrado que las bifidobacterias suelen estar presentes en mayor número en los individuos sanos frente a los enfermos. Así pues, un microbioma sano podría ser, en última instancia, una mezcla de diversidad y niveles de bacterias específicas, entre las que probablemente se encuentren las bifidobacterias. Cursos gratis en Youtube
La dieta y los factores del estilo de vida desempeñan un gran papel en la configuración de la salud intestinal. Sabemos que una dieta equilibrada, como la mediterránea, la cantidad adecuada de ejercicio y el sueño contribuyen a la salud intestinal.
Es posible ayudar a la salud intestinal con probióticos -concentrados de bacterias buenas que favorecen un microbioma sano-. Hasta hace poco, el intestino funcionaba perfectamente bien sin el consumo de estas bacterias buenas. Sin embargo, en las últimas décadas se han combinado varios factores que han alterado el delicado equilibrio de nuestro microbioma, desde el aumento de las cesáreas y la disminución de la lactancia materna, hasta el uso de antibióticos, el estrés, la mala alimentación y un entorno más higienizado.
En el adulto mayor, se puede influir beneficiosamente en el microbioma intestinal mediante una una dieta equilibrada e incorporando probióticos y prebióticos (nutrientes que favorecen el crecimiento de bacterias buenas). Los probióticos deben seleccionarse por su capacidad para complementar las deficiencias o desequilibrios del microbioma intestinal, en función de los síntomas que se experimentan o mediante un análisis del microbioma en heces.
Un intestino poco saludable puede afectar a tu vida diaria, caracterizada normalmente por la aparición de pequeños problemas digestivos. Alrededor del 50% de la población occidental en general experimenta con frecuencia problemas relacionados con la salud intestinal, como hinchazón, gases, ruidos y/o molestias, todo lo cual es incómodo y puede repercutir negativamente en la calidad de vida.
Las señales más frecuentes de que tu intestino puede estar teniendo problemas son:
¿Cómo afectan las bacterias intestinales a nuestra salud?
Por el Dr. Pedro L. González, especialista en Medicina Preventiva y de Salud Pública y periodista científico
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2024-10-14
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